Las reformas estructurales no lo son todo.
Son una buena señal. El camino es todavía largo y sinuoso.
Los cambios no ocurren de la noche a la mañana.
Hay optimismo por la economía mexicana. Pero también existe
una dosis de gran escepticismo.
Debemos entender que comenzó un proceso de transformación que
estuvo detenido por varios años.
Los efectos de los cambios estructurales tendrán un impacto
en la actividad económica en los próximos años. (Gráfica No.1)
Faltan esos pequeños grandes detalles que pondrán sobre la
mesa el verdadero panorama.
Y precisamente ese mensaje es el que se debe enviar.
Los discursos optimistas de finales de 2013 continúan en este
principio de 2014 sin la menor moderación.
La administración del presidente Enrique Peña Nieto crea
expectativas positivas.
Sin duda, son necesarias.
No hay mejor lugar para hacerlo que el Foro Económico de Mundial (WEF, por sus
siglas en inglés) en Davos, Suiza.
Un foro dónde los líderes y empresarios del mundo reflexionan sobre los
desafíos actuales del mundo.
Sabemos que la competencia por los flujos de capital es cada
día más intensa.
Y lo será más porque la Reserva Federal, el poderoso e
influyente banco central de Estados Unidos comenzó a quitar los “alfileres” a
la mayor economía del mundo.
Lo malo, es que crear escenarios más allá de la realidad que
se vive puede tener efectos negativos.
Vivir o no vivir el “mexican moment” es lo que menos importa.
La experiencia de 2013 es un claro ejemplo.
El presidente Enrique Peña Nieto y su equipo económico saben
que tienen un reto demasiado importante por delante.
Por esa razón, el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su
panorama global dejo su pronóstico sin cambio para la economía mexicana.
Para este 2014, el FMI mantiene su estimación de 3% para el
Producto Interno Bruto (PIB), la estadística más buscada y seguida de un país.
Los Criterios Generales de Política Económica (CGPE) tienen
sobre la mesa la cifra de un crecimiento de 3.9 por ciento.
En su más reciente publicación el Banco Mundial anticipa un
avance de 3.40% para México.
Bien vale la pena observar el panorama que proporciona la aseguradora
de riesgo crediticio Coface. (Gráfica No.2)
Si bien es cierto prevé una mejor desempeño para la actividad
económica mantiene la nota de riesgo país –índice de impagos que hay en las
transacciones a crédito entre empresas- en “A4” sin perspectiva positiva.
Tan sólo el año pasado se presentaron problemas en empresas
de infraestructura producto del cambio de gobierno y el subejercicio del gasto
público.
Otro indicador que sobresale y en el que hay que poner mucha
atención es el clima de negocios.
Aquí México tiene una nota de “A4”.
Los problemas de inseguridad, gobernabilidad, corrupción, una
alta economía informal, exportaciones altamente concentradas, debilidad en
infraestructura y escasa mano de obra calificada.
Esos son los factores que impiden una mejora en la nota y que
por cierto son los mismos en los últimos seis años.
Y eso explica porque existen dudas sobre el rumbo de del
país.
Insisto, los ojos del mundo observan con entusiasmo a la economía
mexicana, pero los desafíos son todavía grandes.
Lo hacen en un tiempo muy delicado para los mercados
emergentes.
No "compre" discursos. Es mejor guardar la compostura.
Los riesgos en el proceso de cambio estructural son altos.
E-mail: omarcancinoeco@gmanil.com
Twitter: @cancino_omar
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